Para mí el otoño es una estación del año con un significado especial. Además de todas aquellas cosas que todos conocemos, lo asocio con la época en que se concentra mi cumpleaños y onomástica.
Desde hace un tiempo, mi esposa lleva sondeando sutilmente mis preferencias con el objetivo de hacerme un regalo, (he de reconocer que no soy fácil de regalar ya que soy bastante “espartano”).
Han sido varios sus intentos en los que siempre he respondido lo mismo. Al principio, ella pensaba que me lo tomaba a broma, que se lo quería poner difícil, que no sabía lo que quería… la verdad es que no sé que se le habrá pasado por la cabeza durante todo ese tiempo, pero me he mantenido firme en mi voluntad. Dada mi insistencia, poco a poco, se fue convenciendo que mi respuesta iba en serio y que eso era lo que quería de regalo.
A estas alturas os estaréis preguntando ¿qué es lo que yo quería de regalo? Bueno, pues quería una nariz de payaso.
Si, esa misma reacción que te produce al leerlo le producía a mi esposa, una mezcla entre risa, incredulidad y extrañeza. Y seguidamente, me preguntaba lo que te estás preguntando ahora mismo, ¿para qué quieres una nariz de payaso…? Sigue leyendo y lo sabrás.
¿A que no sabes lo que acabó regalándome? Efectivamente, ¡UNA NARIZ DE PAYASO! A pesar de haber insistido en mi deseo, no creía que me la fuese a regalar por lo que he de admitir que me sorprendió cuando me la entregó.
En el momento de regalármela los dos empezamos a reírnos y, como no puede ser de otra manera, me la puse y empecé a hacer el payaso, (término que no me resulta nada despectivo sino muy digno ya que considero que no hay mejor labor que hacer reír). El resultado fue que pasamos un rato estupendo entre risas por el simple hecho de tener un trozo de espuma rojo y en ese momento confirmé algo que sospechaba, el poder de la nariz es inmenso.
¿Mi objetivo? Llevarla siempre conmigo para utilizar ese “trozo de espuma rojo con poderes” en otras situaciones.
Ahora me siento poderoso, soy capaz de hacer pasar un rato agradable a los demás gracias a mi nariz roja, esponjosa, redonda, grande…
Con este regalo, lo único que pretendo es pasear por la psicología positiva.
Desarrollar emociones positivas nos conduce a estados mentales, conductas y actitudes que nos preparan para afrontar con éxito los retos y dificultades que se presentan en la vida.
La dimensión de crear y fomentar las emociones positivas es muy grande ya que los efectos terapéuticos de las emociones positivas se basan en varias propiedades:
1) Las emociones positivas amplían momentáneamente el repertorio de pensamientos-acciones, incrementan el campo perceptivo y facilitan respuestas más creativas.
2) Son a largo plazo. Ayudan a construir un conjunto de recursos personales (físicos, intelectuales y sociales) que el individuo puede aprovechar posteriormente para afrontar una dificultad, un trastorno o una enfermedad.
3) Se retroalimentan formando espirales ascendentes de emociones positivas que mejoran el bienestar y la capacidad de enfrentarse a las dificultades
4) Neutralizan los efectos perjudiciales persistentes de las emociones negativas -estrés, bloqueos, etc.-, deshaciéndolos.
Si me encuentras, no te asustes si de pronto me pongo una nariz roja…
Dicen que «el hábito no hace al monje», al igual que «el dinero no hace la felicidad»; pero …indudablemente ayuda. Todos cuidamos nuestra apariencia cuando queremos causar una buena impresión (por ejemplo en una entrevista de trabajo, una cita amorosa, etc.), nos hace sentir más seguros. Una nariz de payaso, nos predispone a hacer el payaso, también las tribus urbanas escogen una vestimenta para defender una ideología o gusto común. Luego, sí es un facilitador emocional un accesorio como la espuma redonda y roja para la alegría. ¡Buena elección!
Presto atención a dos ideas también muy importantes:
– Regalos SÍ: para la vida, para disfrutarlos, para compartir, para tener una excusa para mimarnos, para sentirnos bien con otros. Luego empatía, oportunidad y sentido común al regalar ¿cuál es el objetivo?)
– Regalos NO: por rutina, sin sentido, sin pensar en el que lo recibe, desproporcionados
Particularmente me conmueven los regalos que me transmiten un mensaje, que me quieren decir algo: se han acordado de mi (ej: unas berejenas en vinagre que me encantan), han pensado que me haría ilusión (un libro, la entrada a un espectáculo), es artesanal o propio (una carta, un dibujo, una manualidad, una canción, un baile) y por ello ha requerido un tiempo y una dedicación, es proporcionado y oportuno a lo que se celebra…(un regalo mal escogido puede producir el efecto contrario al deseado, no me gusta sentirme en deuda por un regalo demasiado costoso)
No me gusta: que me regalen dinero o ticket regalo, algo que yo misma me podría comprar, algo desproporcionado o muy caro para la persona que me lo regala, algo standar que no te comes la cabeza y que puedes encargar a la «secretaria» (colonia, flores o bombones), pero sobre todo no me gusta que lo que me regalen lo haya comprado una persona distinta a la que me lo entrega porque lo veo como un regalo de compromiso.
Me gusta recibir sorpresas más que regalos, por eso no me gusta pedir ni saber que me van a regalar, y también recibir algún detalle cuando no te lo esperas, y no necesariamente en una época concreta.
Y por mucho que digan que no hay que consumir tanto en Navidad, yo pienso comprar cosas y usar mucho la imaginación…la economía hay que moverla, pero sin vivir por encima de nuestras posibilidades.
Me gustaMe gusta
Mª Carmen, como siempre, es un placer leerte por tu punto de vista siempre muy personal que te hace especial.
La historia que he contado tiene una «intrahistoria» que la hace más interesante y que por diversos motivos he omitido. A pesar de la aperiencia ese regalo fue más «trabajado» de lo que parece tras leer lo que he escrito. Pobre Carmen, se lo pongo muy difícil.
Coincido contigo en preferir las sorpresas ya que perduran en en el tiempo y en que pueden y deben ser en cualquier momento del año.
Todo esto me trae a la memoria la ocasión en la que respondíamos si ¿Quién más da, más recibe? ya que algo parecedo me sucede en este caso de los regalos, me gusta más hacerlos que me los hagan.
Un saludo.
Me gustaMe gusta